lunes, 4 de enero de 2010

Fumando espero

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“¿Por qué fumo? Fumo porque te quiero, y en el humo te veo. Y por miedo a perderte, fumaré hasta mi muerte”.

Desde hace un tiempo me siento una paria. Desde que se proscribió el cigarrillo en bares, restaurantes, boliches, etc. (Por lo menos en la legislación santafecina, disculpen mi ignorancia sobre otras legislaciones).

No voy a entrar en el detalle de que fumar es perjudicial para la salud, que te destruye los pulmones y que puede causar desde bronquitis crónica hasta cáncer, pasando por enfisema y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Tampoco voy a mencionar que “ayuda” a provocar otros padecimientos como obstrucción de las arterias, insuficiencia cardiaca, infarto, angina de pecho. Y coadyuva a otras “menores” como engrosamiento de la sangre (por la hiperproducción de glóbulos rojos), hipertensión arterial, etc., etc., etc.
Pero, como dije, no voy a entrar en detalles.
Peeeeeeeeero más allá de todo esto, fumo. No se si mi fumata se puede calificar de “como un camionero”, pero tampoco de “fumadora social”.
O sea, tengo la adicción o el vicio, o como le quieran llamar.

Hace algunos años el fumar se consideraba malo, obviamente, pero no se perseguía a la gente que solía tener esta costumbre.
Uno podía fumar libremente en bares, restaurantes y demás sin que a uno lo consideraran una especie de “bicho raro”, o inadaptado social.

Me ha pasado sentirme discriminada por el hecho de tener que aguantarme un día de lluvia, afuera de un bar, con el pitillo en la mano y en pleno invierno. Realmente no es una situación agradable.

En un momento se había planteado la idea de permitir bares para fumadores, cosa que nunca se aprobó.

Ahora, estando proscriptos debemos refugiarnos en casas particulares, plazas y cualquier otro sitio que esté al aire libre, cosa que no es problema en un día templado (los menos). La regla es:
- día frío, por lo que hay que refugiarse en un lugar cerrado y solo el o los que fuman se joden.
- día de lluvia, ídem.
- día de calor, ídem.
- día lindo pero con un poquito de viento, ídem.

Conclusión: Los fumadores siempre nos jodemos (No sólo por tener que aislarnos para fumar, sino también por el solo y simple hecho de fumar. Definitivamente no tiene muchas ventajas el hacerlo. ¿Dije “no muchas”? Perdón corrijo: Ninguna.)


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